martes, abril 12, 2016

EL OCASO DE LOS SUPERHÉROES de DEBORAH EISENBERG















EL OCASO DE LOS SUPERHÉROES de DEBORAH EISENBERG
twilight of the superheroes 2006
Edt. Leqtor 237 Pág
Trdc. Luis Murillo Fort


Si Pink Floyd te dijo: “ojalá que estuvieses aquí” y aunque aún el eco retumba en las paredes donde has gritado para comprenderlo, también las palabras silenciosas de las páginas de algunos libros parecen estallar entre tus orejas, en el exacto centro de tu cerebro, y te hacen vislumbrar donde estás. “Ojalá no estuvieses aquí” parecen decirte las palabras de muchas historias, de muchos libros, que traspasan el papel para hacerse casi verdaderas, e insultarte y vejarte, para impresionarte y hacer que dobles la espalda bajo los golpes no ya físicos, no ya mentales, no ya presentes, sino aquellos que, te previenen, vendran en el  futuro -“Ojalá no vaya a estar allí”-. Esas palabras que parecen pender encima de tu cabeza, como una cuerda en el cadalso, como una nube cargada de lluvia que, miserable, no la deja escapar, son las que más temes, como esas cosas que van a suceder, que irremediablemente el camino te va a llevar allí, lento y inexorable te acercará el horizonte hasta la punta de tu nariz. Entonces todas esas historias que te cuentan algunos de esos libros, son como los aullidos que preceden al lobo, el estampido que precede a la bala, el beso que acompaña a Judas, la semilla que precede a la cicuta,- “ojalá no hubiera estado allí”-, esas historias que parece preceder al fin y al principio del mundo, de los mundos que cuentan, que parecen ser los universos de todos nosotros, porque nos identifica con sitios, momentos, lugares que visitaste o que visitaron por ti y que no deberían haber estado allí. -“ojalá que no esté aquí”- “El ocaso de los superhéroes” son las historias de gente que hubiera deseado estar en cualquier otro sito diferente al que estaba, podrá descubrirlo antes o después, saltar del tren en marcha, faltar la cita, pensarlo después o antes, pero el sitio donde seguir su vida deberá estar lejos de donde está. -“Ojala que no hubiera estado aquí”-



Y los seis cuentos que componen el libro son un recorrido por la mente, por las palabras o por los actos de esas personas que van descubriendo o simplemente mostrando, cómo se llega al fondo del precipicio o cómo van perdiéndose los agarraderos que te sostienen y te deslizas hacia abajo, hacia el fondo para volver a morir o , en el mejor de los casos, para volver a empezar; porque morir se puede morir de muchas maneras y todas fantásticamente preparadas para no saber distinguir el cielo del infierno, o, a lo mejor,  para descubrir que el infierno está repleto de personas con la mente vacía, o con la simpleza de lo sucio, de lo inerte, de lo francamente olvidable. Porque detrás de cada historia, de cada página, de cada vida, puede estar el mal o el bien, lo agradable o lo desagradable, lo olvidable y lo indeleble;  pero tú serás, en ese infierno, como un pez nadando en una pecera, dando vueltas sin fin, y que parece tener todo el tiempo y el espacio del mundo pero solo das vueltas y vueltas sobre ti mismo pensando ser el más libre y y el más despejado del mundo cuando eres, realmente,  lo más denigrado y denigrante que ha rozado tu mundo estrecho y malvado. Deborah Eisenberg sabe convertirse en las escamas del pez y algunas veces lo salva y otras veces parece condenarle como un Sisifo de agua y escamas brillantes. Pero, en cualquier caso, todas las vidas que cuenta, todas los planos cenitales que da de sus personajes son miradas como con una gran lupa de aumentos infinitos que muestras a veces el pasado y otras el futuro, pero sobre todo un presente que parece sostener la mecha de algo que se va a encender o no...


Deborah Eisenberg, escribe de forma que cuenta detalles en apariencia desechables, pero que son desde donde vas erigir los cimientos de la construcción de, sobre todo, la personalidad de los protagonistas,esos  que sostienen el edificio de las historias; en ellas no parecen pasar grandes cosas, no hay aventuras, ni paseos a la luz de la luna, ni siquiera relaciones pasionales o dulces, no; estas son historias que construyen los personajes por lo que dicen o dijeron, por como actuaron en determinado momento y de determinada forma. La prosa, magnífica, te llevará por venganzas, violencias, añoranzas, perdidas, semblanzas, jóvenes indefensos, hablará de la caída de las Torres gemelas, de inocentes y culpables, de opiniones políticas, de la perdida del trabajo, del pasado que se quiere olvidar, de amores desarrapados, de sueños incumplidos... no son historias que hagan un mundo mejor, pero a veces es imposible y solo puedes retratarlo. Pintar cuadros al oleo de cementerios de coches no es imposible pero es más lógico fotografiarlos y mostrar esa esquina del mundo donde se roza lo bello y lo absurdo, lo imposible y lo feo, el filo cortante y el martillo que lo deshace, la pintura desconchada y la mano que la arranca con la uña, la gasolina que escapa y el fuego que la elimina.

Como una aguja roza el disco y se alza y baja con el movimiento del vinilo ya doblado de las veces que se puso en el plato,- suena “Wish you were here”- este libro te va llevando por su surco, te levanta y te hunde influido por los pliegos de las historias, las personas y las sombras que parecen ocultarte algunas veces y las luces que te deslumbran otras; por los graves y los agudos que va mostrándote la vida. Pero eso es un libro, vanos y paredes que ocultan y muestran cosas y personas, descubrir la puerta y conocer el escondite de las llaves es tu función.

“Ojalá que estuvieses aquí,
solo somos dos almas perdidas,
nadando en una pecera,
año tras año,
corriendo sobre el mismo viejo suelo,
¿qué hemos encontrado?
Los mismos viejos miedos. ”
-Pink Floyd-

wineruda

miércoles, abril 06, 2016

POESÍA CLÁSICA CHINA edición de GUOJAN CHEN


















POESÍA CLÁSICA CHINA edición de GUOJAN CHEN
cátedra 387 Pág
2001


Buscar, siempre buscar donde aparezca, debajo de la mesa, en las aceras, entre los matorrales, en las cloacas, en el cielo gris de contaminación, en la mesa con la pata coja, en el mesón apartado del camino, entre nenúfares o maizales a medio cultivar, entre madrigueras de tejones o en tejados rotos por el viento del norte; algo que supere el mero pasatiempo, se aleje de la simple diversión, y no toque, siquiera, esa ridicula exusa que clama por   dejar pasar el tiempo entretenido; y  llegar a un punto más allá: el placer. Ese placer que no nace de algo que necesites, pero una vez conocido es parte de tu vida, como un gancho, o mejor un anzuelo, que se te ha enganchado en esa mísera porción del cerebro que dedicamos a soportar mejor este universo de cosas rematadamente egoístas en el que vivimos, donde nada está hecho sino para que sea aplaudido por la masa, si no es así no parece merecer la pena. Así algo tan simple como leer un libro de poesía clásica china es una buena situación para que seas llamado raro, elitista, extraño, o especial. Sin embargo,  el agrado que me produce el leerlo supera hasta lo inimaginable las miradas de soslayo que he recibido mientras lo leía. Vivir para disfrutar de las cosas que son agradables, que te aportan sensaciones nuevas, experiencias, desde físicas hasta visuales o intelectuales, o simplemente esas que te hacen quedarte en un estado de dicha, que aunque solo dure medio segundo es suficiente para disfrutar de un momento de ese placer. Aunque sea  con poco vino en mi vaso y sin compañía ¿qué importa? ...nada

EN LAS AFUERAS DE LA CIUDAD EN PRIMAVERA

Cantando, bebo sólo,
en mi jardín vació.
Compongo unos poemas
en este hermoso día.
Las orquídeas invaden las estrechas sendas.
Los sauces cubren el largo arroyo.
Ha terminado la lluvia
Las flores mojadas
brillas como perlas.
Calmado el viento, me parece
que hay menos hojas en los árboles.
Quiero embriagarme a gusto
como los ermitaños.
Sólo temo que en mi jarra
no haya suficiente vino.
(Wang Bo 650-676)

El placer es tan variable que puede atraparte incluso en el momento de desdicha, en ese estado que te reconforta hasta sufrir, porque el mundo , si sufres, parece que quiere sufrir contigo: el simple hecho de contar o universalizar tu tristeza es parte de los placeres que ocultamente disfrutan , y no reconocen, los heridos de amor o de distancia...




LUNA ESPLENDOROSA

Luna esplendorosa.
Ilumina las cortinas ante mi lecho.
Triste, no puedo conciliar el sueño.
Me levanto y me paseo por la alcoba.
Aunque dicen que es feliz la senda del viajero
prefiero verlo de regreso pronto.
Salgo a la puerta, sola, melancólica.
¿A quién voy a confiar mis tristezas?
Dirijo a la lejanía la última mirada
y vuelvo a mi aposento.
Las lágrimas mojan mi blusa y mi falda.
Anónimo (siglo II)


EN EL BOSQUE DE BAMBÚES

Sentado solo entre silenciosos bambúes
taño mi laúd y silbo unas canciones.
Nadie sabe que estoy en el espejo follaje.
Sólo la brillante luna acude a acompañarme.
(Wang Fei 701-761)


NOSTALGIA

Río diáfano: Pájaros blancos.
Las montañas verdean,
y las flores lucen más frescas.
En estas contemplaciones
se irá la primavera.
¿Qué estación del año
me llevará a mi hogar,
hace tiempo abandonado?
(Du Fu 712-770)

Encontrarme con estos poemas chinos ha sido una experiencia que atraviesa lo casual, para convertirse en un previsto intento de buscar modos diferentes de mirar la vida. La simpleza que buscan estos versos en los que destaca la descripción de la naturaleza, de la amistad, de lo amores, de la vida que trascurre normal y lenta por el tiempo, entre el espacio que se encuentra entre la eterna juventud y la repentina vejez. Encontrándote con los ríos que siempre van atravesando el paisaje y que parecen los mismos pero nunca dejan que los recuerdes como fueron, porque cambian a cada instante para ser como la vida, inexpertos en ser expertos, locuaces en silencios y tremendamente viejos para lo jóvenes que son, porque aunque el rio ,como nosotros que parecemos siempre los mismos, él parece el mismo pero nunca atraviesan la mismas aguas su cauce. Así es eterno como lo somos nosotros porque somos hijos de nuestros padres y aquellos de sus padres, y aquellos de otros, y otros... Todo pasa y sólo los ingenuos parecen quedarse, y los jóvenes que creen que se van a quedar.

DE NOCHE , VISPERA DEL AÑO NUEVO

En la posada, solo, permanezco
desvelado ante una lámpara gélida.
Está mi corazón de viajero
en honda melancólica inmerso.
Mi pensamiento atraviesa mil leguas
para llegar a mi tierra natal.
Mañana van a encontrar
más blanca mi cabellera.

(Gao Shi (702-765)

LA ALDEA JIANG
II
En mi vejez me veo obligado
a vegetar en casa
sumergido en la melancolía.
Mi pequeño hijo
no se separa de mí ni un minuto
temiendo que vuelva a abandonarlo.
El año pasado solía dar paseos
por el estanque para tomar el fresco.
Ahora, el viento del norte, sopla con ira.
Mil reflexiones embargan mi mente.
Por suerte vamos a tener una buena cosecha
y ya veo las bodegas llenas.
Verteré vino en mi copa
para aliviar el crepúsculo de mi vida.
(Du Fu 712-770)

Y aunque los poemas clásicos chinos son para ser cantados o para ser leídos, poco importa, lo cierto que dejas pasear los ojos por sus versos, en las que a pesar de que la traducción ha hecho perder mucha de belleza, esta es tan alta que deja que sientas el arrobo de sus aires, de sus olores, de sus perdidas, el trastorno de sus huidas y destierros, la maravilla de sus ríos, bambúes, árboles, cielos, mujeres, hombres, ancianos y niños que parten de su páginas para, a pesar de lo siglos pasados, entrar por tus ventanas y pasear entre el aire de tus pulmones y dejan oír la cadencia del sonido de sus corazones o el rugido de sus riadas, o el sonido del lento crecimiento de sus tallos o el destructivo sonido de alguna batalla perdida o de alguna amada que no quisimos olvidar y aun resuenan sus pasos por el aire que rodea tu mente mientras lees el libro.

A LA ORILLA DEL LAGO

A la fresca sombra de los bambúes,
dos monjes de la montaña, sentados
se enfrascan en su juego de ajedrez.
Nadie los ve a través e la espesura,.
Pero de vez en cuando se percibe
el ruido de una pieza que se mueve.

(Bai Juyi 772-846)



EL CREPÚSCULO

Han vuelto a los establos ovejas y vacas.
Todos han cerrado su puerta de leño.
Brisa. Luna. Noche plateada,
Ríos y montañas pintorescos, más ajenos.
El sosegado arroyo murmura entre las peñas.
El rocío perla las hierbas de otoño..
La luz del candil baña mi blanca cabeza,
¿Por qué parpadeas con tanto gozo?
(Gao Shi 702-765)


SENTADO; SOLO; EN LA MONTAÑA DE JINGTING

Los pájaros han vuelto a sus ruidos en bandadas.
Perezosa, la última nube se aleja.
Oh montaña, eres mi única compañera.
Ni a ti ni a mí el mirarnos nos cansa.
(Li Bai 701-762)

Pero al final todo ejercicio de lectura busca un único fin, el gusto de leer cosas que lleguen un poco más allá de lo que llega el resto de las cosas que haces a lo largo de un día: frenar y pararse del todo para desviar el timón con el que te conduces por lugares que se desvían de la estúpida rutina diaria, pero no con ese desvió de un entretenimiento inocuo y febril, sino ese que busca una pausada y directa mirada al lado oculto de la luna, ese que dicen los mayores que esconde riquezas y bellezas sin cuento, solo se te exige una cosa, que el encontrarlo sea un esfuerzo mayor que el de mirar una lectura de la  nada  o una serie repetida de televisión, o unas noticias teledirigidas...


EL OCASO
El sol poniente cuelga
de los ganchos de una cortina.
El crepúsculo envuelve
el arroyo de primavera.
Fragantes flores visten
el jardín de la orilla.
Sobre las lentas barcas,
el humo de fogones.
Gorriones charlatanes
se disputan las ramas.
En todo el patio, errantes.
los insectos vuelan.
Una sola copa basta
para disolver infinitas tristezas.
(Gao Shi 702-765)



Y en estos tiempos en los que la poesía es pasto de las llamas de los hogueras que arrasan  este siglo con prisa y de búsqueda de la lectura útil y fácil, época de las de pensamiento rápido y  busca de la brillante idea que nos haga ricos de repente; donde la lotería es el medio para hacerse mejor persona y la fama rápida es la forma de ser alguien importante; leer este libro de versos antiguos, de letras pausadas e ideas sencillas y pensamientos bellos, es una forma de rebelarse contra todo y contra todos,  Leo, pienso y hago lo que me place, y me place lo que leo, hago y pienso...


wineruda







domingo, abril 03, 2016

LAS MENTIRAS DE LA NOCHE de GESUALDO BUFALINO





















LAS MENTIRAS DE LA NOCHE de GESUALDO BUFALINO
le menzogne della notte 1988
Edtral. Anagrama 185 Pag
Tduc. Joaquín Jordá






Acabaríamos leyendo textos limpios y sin más sentido que el claro y directo que surge de la rápida lectura de la unión de sus letras; acabaríamos leyendo pasajes al que sólo el sentido práctico daría valor a lo que entendiéramos; acabaríamos leyendo relatos en los que te cuentan lo que quieres oír ; acabaríamos leyendo narraciones en los que los temas tratados sean el resultado de un estudio de los gustos más de moda aparecidos tras una encuesta; terminaríamos leyendo dejando de lado la belleza de lo inútil, del encanto de lo improductivo; dejaríamos de saborear lo leído con paciencia, con la parsimonia del que saborea una taza de chocolate espeso, con el saber del que escucha una canción de cuna cantada en euskera; todo eso sucedería si no existieran textos como los de “Las mentiras de la noche” y escritores como Gesualdo Bufalino, en los que, lejos de la unión monótona de letras y conjunciones, de comas o puntos y seguidos más o menos abundantes, de palabras de significados únicos o polisémicos; él descubre -nos hace descubrir- lugares por donde vadear el rio mojándote hasta el gaznate de ideas y frases, y párrafos, y hojas, y capítulos, y búsquedas, que no hubieras conocido si hubieras cruzado por el puente, más cercano, más transitado,  pero más tedioso. De modo que él encuentra ese paso que cruza el rio y que se aleja de lo pedante vacío y ocupa la orilla de lo culto rebosante de sutilezas, inteligencia, sabiduría, y, más que nada, eso que alguien definió como sublime. Porque sublime es su forma de escribir, su modo de contar historias, de inventar mundos que a pesar de lo pequeños que parecen en lo que miden, consiguen abarcar todo un universo de temas, sensaciones, pasiones, muertes, desavenencias, últimos estertores, paraísos cercados. Y si como los antiguos maestros alfareros hacían cuencos de un pedazo de barro, y ese cuenco en su limpia fragilidad, representa todo lo que de la utilidad ha troncado a ser inútilmente maravilloso; contar historias, como estas, es la más maravillosa de las inutilidades, pero que nos hace un poco más listos, debido a que si alguien, como Bufalino, nos apunta con el indice para que veamos lo bello que es el atardecer, miramos no sólo la caída del sol sino también las manchas de tinta en la mano y los ojos secos de leer y escribir del que señala: los atardeceres ocurren todos los días,  que alguien se pare para mostrárnoslos es , ahora, cosa de lunáticos...





Una noche sirve al libro para contarnos una historia de siglos: la de la lucha de las personas por su libertad y la de otros para que no la consigan. Un castillo, una celda, una simple habitación es el centro de un universo, donde explotará una supernova que engullirá presentimientos, presunciones, palabras dichas o calladas, miedos y vergüenzas de unos simples humanos condenados a elegir entre sus ideales y la muerte, entre ellos y la vida de los demás. Cuatro personas, cuatro reos en un penal en una isla, son condenados a la guillotina, por actos en contra del rey borbón. El gobernador del penal les hará una proposición: perdonarles si delatan a su jefe supremo. En la vigilia de la noche anterior a su delación o muerte, los cuatro, junto a un legendario bandido al que van a ajusticiar con ellos, deciden contar -como un decamerón moderno- historias que hagan pasar el mortífero tiempo, y les sitúe, según su opinión,  en el momento en el que su vida cambió. Verdades, mentiras, sabiduría y estupidez, orgullo y rubor, sexo y castidad, muerte y vida , pasaran por sus relatos contados a la tenebrosa luz de una luna perezosa en salir y rápida en su intención de ocultarse en el horizonte. Pero, si alguien se fiaría de que el mundo  tiene un único y simple camino, este libro hará hacerse desconfiado a esa persona desconocida:  nada creerá porque sí, nada pensará porque es lo lógico, porque así siempre fue, porque nada cambia, porque el mundo es tan aburrido como parece, que vencida la inteligencia la monotonía nos invade.


De los papeles que, parece sorprender, resultan ser  las hojas de este libro, hay momentos que aparenta exudar gotas de sudor frio resultantes del miedo momentáneo de los reos de muerte, pero también gotas de sudor resultantes del calor que parecen despedir las historias que cuentan, los paisajes que cruzan, los soles de los que se ocultan, de las lunas que buscan, de las frias mañanas que preferirían olvidar...Parece que esos papeles rememoran, también, historias de antiguos estudios lectivos, donde socialistas utópicos, Saint-Simon, carbonarios,...son parte de esa memoria entre joven y olvidadiza, y que aquí parece dar cuerpo y sentido a todo aquello, dando forma y concepto a las ideas, a los hombres, a los porqués, a las venganzas, a las luchas...Pisando terreno húmedo, parece que te hundes en las profundidades de la historias, comes con ellos, peleas con ellos, mientes con ellos, descubres con ellos, pero sabes que todo aquello son los estertores, quizá, de su vida; ponerte en su piel es lo que un lector atento haría para gozar y vivir, llorar y morir con sus letras. Simplemente es literatura, no hay más elogio.


 Como en las antiguas películas, los vampiros góticos y de bajo  presupuesto pero plena y extrañamente majestuosos  en su decrepitud  y en su milenaria  decadencia,  huyen del sol que alumbra y calienta pero no de la luna que brilla..¿la diferencia? siempre he pensado que porque  uno es útil y la otra es hermosa...


Posdata: no cometáis la estupidez que hice yo de leer la contraportada del libro antes de leerlo. Lo cierto es que, sin acritud, el que la pensó parece que no ha leído un libro en su vida...

wineruda









martes, marzo 22, 2016

AGUA, PERRO, CABALLO, CABEZA de GONÇALO M. TAVARES

















AGUA, PERRO, CABALLO, CABEZA de GONÇALO M. TAVARES
agua, cao, cavalo, cabeça 2006
Edt Xordica 78 Pág
Trd. Florencia Garramuño





Si empuñas un cuchillo y marcas la piel, la tuya o la de alguien, con una fina herida de la que brota una pequeña gota alargada de sangre; si una mirada te atraviesa llena de pánico o de odio, de estremecimiento o de amargura; si un grito rompe el silencio de una sosegada madrugada y te crea una vigilia de temor y presagio; si un repentino soplo de aire frio te estremece, incómoda, la piel; si una pesadilla revienta en tu cabeza con una solidez de verdad fermentada en miedo; si la boca, enferma de miedo y sospecha, se ha vuelto tan seca que la saliva te lima, áspera, la garganta... Entonces comprenderás este libro, porque habrás conocido la sensación de advertencia, la horrible sensación premonitoria de que algo horrible pasa, pasó o puede pasar; si te ha ocurrido algo de eso o todo eso buscarás la huella que ha quedado en ti de esa amenaza, creíble como los sueños que se repiten como un deja vu afanoso por retarte y aprisionarte, real como la sangre que gotea de tu mano y golpea el suelo con una cadencia repugnante.



Si una voz, acre y presta a golpear, te repitiera un salmo escrito con lágrimas y sangre derramada por héroes caídos, suicidas, poetas del infierno, por ángeles enterrados entre sábanas de un hospital, de cuerpos insepultos, de ojos ensangrentados, de navajas amenazantes, de rosas clavadas en el corazón, con el aullido triste de niños enterrados entre escombros, de cisnes con cuellos cortados, de carne apaleada; entonces, cuando esa voz haya llegado a ti, sabrás por donde circula la sangre de este libro, por donde ha insuflado vida el creador a su obra. Obra que te incomodará, como incomoda todo lo que no es controlable, todo lo que te repele y prefieres tener en algún rincón de la mente en la que no se pueda entrar si no es con el beneplácito de tu apacible vida segura, con el parapeto que formas con tu santa y adecuada existencia por el que el mal, o la intención del mal, o la precocidad del mal, es controlado por un simple abrir o cerrar de ojos, o por el sacudir de tu cabeza y una beatífica sonrisa para con tus amados hijos que nada temen, ni temerán porque la vida está controlada por ti y por tu simple y decisivo deseo.








Pero si tu deseo no  puede controlar todo, alrededor de este libro surgirá ese enemigo letal que es el miedo, ese que rompe todas tus barreras, ese que te hace ocultar debajo de tus pestañas, ese que no te perdona una flaqueza, ese que no olvida con el tiempo, ese que se repite cada mañana cuando abres la puerta, ese que se repite cada vez que pasa alguien, demasiado cerca, a tu lado, ese que existe cuando alguien que amas cierra la puerta a sus espaldas. Y en este libro conocerás, a golpe de frase cortante, casi lacerante, el sonido seco de lo que sucede en el mundo, o, quizás, solo en tu mente, y repetirá como aquel salmo de ángeles enterrados, situaciones imposibles que esperas que lo sean y que no despierten de su cuadrado de letras negras y papel blanco, porque esperas que el salmo-pesadilla sólo exista en el momento que abres el libro, en ese escaso y preciso instante, y que se acabe con el soplo de aire de las páginas al cerrarse; pero no , como todo buen libro, te apretará las sienes y te escupirá en la cara esa saliva seca del miedo diciéndote que todas esas cosas estaban en ti, en tu memoria personal o en la propiedad comunal que es el recelo, la desconfianza, el asombro, el desasosiego, y, en fin, la cobardía.



Y si hay momentos que el libro te produce esa sensación de inquietud, casi de temor reverencial por lo innombrable, por lo feo, por lo oscuro, por lo que el mundo parece despreciar, por lo que nadie parece querer que se diga, que se vea, que se escuche; entonces sabrás que de verdad eres un cobarde, porque todo lo que se dice en este libro existe, existió y existirá; como una plegaría existió en la boca de los oprimidos sin más esperanza. En estos cuentos cortos, muy cortos, tú tendrás tu oración maldita, tu grito insepulto por el cual la literatura se viste con sudarios fríos y se tumba en carreteras heladas entre gatos negros muertos y ojos vidriosos de miedo y desconcierto.



Wineruda

jueves, marzo 17, 2016

VINIERON COMO GOLONDRINAS de WILLIAM MAXVELL


















VINIERON COMO GOLONDRINAS de WILLIAM MAXVELL
they came like swallows 1937
Ed. Debolsillo 207Pág
Trad. Gabriela Bustelo





A veces un escritor, pienso, debe sentirse como un barrenero en una mina, que arranca las entrañas a la tierra, impone caminos donde sólo hubo paredes, y en la asfixiante oquedad descubre, cuando esta sólo, el ruido de las gotas al caer, de las paredes moviéndose y los quejidos de los techos presionando las vigas; y cuando está acompañado siente el olor ácido del sudor y el intenso pánico oculto entre fatigas, monotonía y riegos allá donde la dinamita va a explotar, asustando, por el suave temblor en los pies, a sus familias en sus casas. Y el escritor debe sentirse así, decido imaginar, porque las historias nacen por un lado del propio ingenio y por otro lado del esfuerzo por dinamitar las cuatro paredes que a veces parecen encerrar recuerdos, pensamientos o ideas. Confinados no sólo por la propia inercia del olvido simple, sino por el más doloroso olvido necesario y terapéutico. Pero como todo dueño de mina sabe, la riqueza que provoca los esfuerzos ajenos, reconforta al más despreciable de los escépticos. Y un escritor es a la vez dueño de la mina y caballo de tiro, potro y jinete, puesto que es autor y actor a la vez. ¿Que qué quiero decir? Pongamos de ejemplo este libro, que para eso lo he titulado con su nombre: Maxvell, retoma y recuerda una época de su vida: la terrible pandemia de la gripe española que asoló el mundo allá por los años finales de la segunda década del siglo XX, y en ella incrusta una historia sobre la sensibilidad. Esa parte de la personalidad que sólo se ha creado con el trascurrir del tiempo y de las miradas, y de las caricias, y de los dolores y de las ausencias, y de las presencias y de olvidos, hartazgos, posesiones, favores tuyos, y solamente tuyos, barrenados en tu mente con dinamita hecha con tu pelo, con tu sangre y con tu carne, formando un mapa de una mina intrincada y desafiante de la que sólo existe un dueño, un dibujante, un trabajador, una victima y un ataúd, y son todos tuyos y para ti. Maxvell muestra toda su ternura, que no su sensiblería, para mostrar como si fuera el punto de vista de los canarios que llevaban los mineros para sentir cuando pudiera explotar la mina. Animales presos en un mundo tan cerrado como oscuro, pero plenos de belleza propia, incluso alegría, en el canto y en el colorido de sus plumas, como plenos de extrañeza de estar en lugar al que nunca hubieran deseado ir.




En la época en la que coincide el final de la Primera Guerra Mundial con la propagación de la gripe española, una familia con dos hijos, y otro por venir, vive en una barrio de una ciudad acomodada de Estados Unidos. Rodeada por casi toda su familia y por algunos recuerdos, el tiempo transcurre como debe ser para cada uno de los habitantes de la casa. Sus problemas, sensaciones, sentimientos, miradas regaladas y perdidas, sus caricias deseadas, sus pequeños rencores y sus mínimas infamias empiezan a discurrir por las páginas del libro descritas uno detrás de otro por los miembros de la familia, siendo el eje en el que circula el aire y la sangre de la familia, la madre/esposa/hermana Elizabeth. Ese pequeño universo gira, aunque le pese a Copérnico, sobre el centro de un planeta pequeño, alado, tierno y seguro que se convierte de día en esa mujer que parece que da sentido a la rotación de sus satélites. Vadeando el mundo, sus hijos -Robert y Bunny- su hermana -Irene- y su marido -James- libran una batalla consigo mismos para poseer , defender, arreglar los errores que se van creando cuando la mente va intentando ser más lista que la vida.




Maxvell es un autor que investiga el mundo que le rodea, parece encontrar el color, incluso el matiz exacto, de la mirada de las personas, parece percibir el grado de fuerza del abrazo, o el método por el cual la sonrisa o las lágrimas parecen surgir de un niño de un segundo a otro. Incluso da la impresión que descubre el sabor de las sonrisas sólo por su calidez, y la fiereza de la mueca midiendo el grado de separación de la comisura de los labios. Nada parece ocultarsele al escritor, ha encontrado el camino, los mapas, los senderos y sabe por donde discurren, incluso por donde han discurrido los ya ocultos por la maleza del tiempo. Es probable que sea porque fue su camino, su maleza, su fiereza, sus lagrimas, sus sonrisas, su pasado, sus abrazos, sus alegrías, sus oquedades y su mina profunda.


Este es un libro, pulido, cristalino, bello y con aristas, como un diamante.

wineruda




miércoles, marzo 09, 2016

SI NADIE HABLA DE LAS COSAS QUE IMPORTAN de JON MCGREGOR



















SI NADIE HABLA DE LAS COSAS QUE IMPORTAN de JON MCGREGOR
if nobody speaks of remarkable things 2002
Edt., Quinteto 281 Pág.
Trd. Libertad Aguilera y Gabriel Dols






Decía Sylvia Plath que era vertical pero preferiría ser horizontal; en su abatida perfección, Sylvia, -mi, tu,  Sylvia- de oscuras meninges y plácidas mañanas, hablaba de que no se es como se quiere ser y, en su insaciable lamento, brotaba ya ese rasgo tenebroso de coqueteo con la muerte. Jon Mcgregor quiso ser novelista, pero resultó ser poeta; quiso ser un contador de historia, pero es un soñador: y, como Sylvia, su apesadumbrada perfección se desploma sobre la lisa y brillante -hasta lo resbaladizo- blancura del papel. Y aunque no encontréis aquellas rimas o estrofas, sí hay versos -de arte mayor-; y hallaréis ese perdido oficio de hacer sentir hasta el roce de una pluma en la piel y el soplo inmóvil de un viento inesperado en la nuca; descubriréis, con este libro, el placer casi inaudito de las palabras como reflejo de un amor, ese amor fuerte, descarnado, desnudo, casi inesperado, del autor por sus personajes, acaso, de tan queridos, hijos de un pasado tan despejado como nervioso y el cariño por el reflejo de las sensaciones -todas-, como una película de aquellas antiguas de 8 milímetros que mira el mundo en todas direcciones desde arriba, desde abajo, rápido, lento, minucioso y general, desde dentro de los ojos, desde el cenit del mundo, desde los infiernos, desde tu cerebro, desde mi mirada.. Y aunque Jon Mcgregor es horizontal porque todas sus visiones son parte de un reposado, minucioso, sabio análisis del mundo y de las situaciones -desde el flamear de una cortina con el viento, hasta el vuelo de una paloma-; también es vertical, porque busca el intrincado, furioso , incontrolable, apenado y rabioso, espacio que se encuentra detrás de las palabras, ese que se oculta tras el evidente raciocinio que expresa una frase o una imagen, y que refleja el inexplicable suceso que supone lo irracional en los márgenes de esas cosas evidentes.-ese mundo que es como un fado cantado con ojos alegres-. Y aunque la belleza no es mensurable, ni siquiera alcanzamos a entender como lo triste parece bello, y lo alegre parece excomulgarnos, para mí este libro se encuentra en el filo de lo bello y lo triste, del blues más hermoso y del fado más añorado. Y si alguien lo llama prosa poética, sabed que de lo mundano, del asfalto, del hierro, de unas zapatillas, de un guerra ganada, de una camiseta zurcida, de una cara sin afeitar, de un figura de arcilla rota, de un cristal roto, de un hijo que se tarda en concebir, de un coche nuevo, de unas gafas sin ajustar, de un beso sin acabar, de un teléfono que no suena, de un perro que camina, de una grúa que no baja, de una mirada que no termina, de una tormenta inesperada, de un pelo encrespado, de un toalla mojada... de todo eso, sobre todo de eso, surge la poesía. Aun la seda más fina tiene el origen en una gusano verde.






Una mujer cuenta en primera persona sus sensaciones sobre lo que le pasa: desde esa explicable inquietud que sale de un acontecer concreto de su vida, hasta esa sensación de que todo parece desperdigarse: su vida, su trabajo, sus sensaciones, su familia, sus recuerdos. Y lo que le queda es una vida solitaria y descentrada y el rencor por un pasado que prefiere olvidar. Nada parece cerrarse en su acontecer diario y parece descubrir, desde un punto de vista entre conformado y hastiado -en ese extraño punto medio- que el mundo no le consuela. Paralelamente aparece una historia en el que aparece ella -tangencialmente- en el pasado, cuando ocurrió un suceso en un barrio donde ella vivía. En la vida de aquel espacio y aquellos habitantes, en un momento concreto -un día exacto-,  el autor va haciendo una exhaustivo análisis casi fotográfico -como  con una antigua cámara polaroid de aquellas de fotos instantanteas- como si el mundo mirado detrás de una objetivo,  cayera por un embudo diapositiva a diapositiva, y viéramos , segundo tras segundo,  lo que acontecía en ese instante concreto, en cada casa, en cada habitación , en la calle, en el tejado, en el aire y en el suelo, en los juegos y en la cama, y será tanto lo que pasa en en la propia vida real del momento  como  en los pensamientos de los personajes. Aparecerán niños, ancianos, jóvenes desafiantes, parejas que huyen, unos chicos que hacen una  barbacoa, unos gemelos jugando en medio de la carretera, un hombre pintando de azul una ventana, una niña pensando en ángeles, su padre muerto en vida, un chico limpiando una zapatilla con sangre, un hombre enjuagando su coche... todo parece ir llevándonos, como una siniestra carretera donde desaparece el paisaje a cada metro que recorremos , para verse al final, allá a lo lejos, un mundo de rayos y oscuridad siniestra. Y aunque en la primeras páginas del libro aparece una imagen de desastre apunto de ocurrir -una imagen parada en el espacio y en el tiempo- en todo el libro, entre imágenes atrapadas en los cuadros de una exposición, van desfilando belleza y presagios infortunados, trazos como el arco iris, y brochazos bestialmente negros... y sabores ácidos y dulces. Un sollozo en un campo de lirios.

Si no hablamos de cosas importantes, ¿cómo sabremos que son importantes?, si no leemos cosas bellas, ¿para qué leemos?

Si ahora me preguntaran qué libro hubiera deseado escribir, contestaría que éste.


wineruda

viernes, marzo 04, 2016

EL CENTRO DEL AIRE de JOSÉ MARÍA MERINO

















EL CENTRO DEL AIRE de JOSÉ MARÍA MERINO

1ªed 1991
Edt. Alfaguara 350 Pág












Muchas veces escucho música mientras leo un libro, ayer mientras acababa éste de José María Merino, sonaba la sonata para piano Nº 17 de Beethoven interpretada por Sviatoslav Richter, y no es que encajara con el ritmo, ni siquiera con lo que parecía necesitar el tema de la novela, pero, durante todo el día de hoy, mientras pensaba como hacer la reseña, había algo de aquella música que me hacía volver a ella sin aparente motivo; sin embargo, ahora lo sé, la razón por la que vuelvo a ella es por el interprete: Sviatoslav Richter. Pero ¿qué tiene que ver un maestro del piano con una novela española? ¿qué tiene que ver el fraseo de un piano con la construcción de las frases de una ficción? ¿qué tiene que ver la sonoridad y la cadencia de la interpretación del pianista ruso con la prosa serena y sabia del escritor nacido en La Coruña? Para mí todo y, supongo,  para los demás nada...Pero Richter es el pianista que más admiro y disfruto, su forma de interpretar la música es diferente a la de los demás, de la misma forma me parece evidente que reconocería a J.M. Merino allí donde lo leyera -al menos en las novelas no para niños- porque su manera de desplegar y combinar sus ideas, la acción , los personajes y el contenido profundo de la narración es del todo original, como los buenos escritores que parecen esconderse tras tramas o personajes pero siempre es evidente su presencia. Como Richter interpretando las notas con un fraseo vertiginoso y con la agilidad manual y mental para crear arte del golpeo de una maza contra un metal, Merino convierte la ilustración de una soledad compartida, los golpeteos de unos pasados sin futuro, los aullidos de unos futuros lleno de pasado, y troca el sonido áspero del  camino casi cerrado por las zarzas en una hermosa novela sobre los mitos, los recuerdos, y lo que se espera y se esperó de ellos. Música y literatura parecen conformar un mundo cerrado, como una cúpula invisible como la que te envuelve tanto las notas del piano como las palabras de la novela, y rodean la mente, el cuerpo y las sensaciones hasta dominarlo todo, cada parte del espacio y, parece, del tiempo. Y acaso tienen la virtud de desentrañar las notas y los enigmas escritos por las que se mueve y se movió el mundo.



“El centro del aire” narra la visión del pasado y la vida de tres personajes -Bernardo, Julio Lesmes y Magdalena-. Sus vidas desde niños parecen ir juntas, otras veces en paralelo, otras divergen y , otras veces, chocan. Pero todo parece reinventarse cuando Julio Lesmes parece haber encontrado viva a Heidi, que había sido la fuerza centrípeta que parecía unir a todos, primero al rededor del patio donde jugaron y crecieron y luego en la juventud de ideas revolucionarias; y que había muerto -supuestamente- en un accidente de avión. Su reunión llena de rencores y, también, de amistades recobradas, será el inicio de la búsqueda de explicaciones de las cosas vividas que les enfrentaron y que les unieron, pero será además el lugar para espantar fantasmas, diablos, ángeles y silencios de años.Y aunque pareciera que no ocurre nada, todo el mundo y  todos los mundos que existieron y existirán en nuestras mentes se suceden entre sus páginas.




La aparente simplicidad de la trama y de la idea contrasta con el fascinante desarrollo y dibujo de ellas. Así se nota durante toda la novela la sensación de frio y niebla que oprime los pulmones y parece hacerte levantar hasta el imaginario cuello del pijama para cubrirte de la niebla y la escarcha mientras paseas por esa ciudad que no está situada en ningún lugar concreto de España pero parece salir de los recuerdos, imágenes y fotos en blanco y negro de las ciudades castellanas de la época de Franco. Mientras el aire congela tus ojos, el ambiente donde se sitúa la trama parece brotar de una representación antigua de la escena del cementerio de “Don Juan Tenorio” por las que brumas, fantasmas, figuras desdibujadas y casi desquiciadas o recuerdos pasados parecen desfilar por sus páginas. Contrasta el autor la casi claridad inicial -de luz y de sensaciones- de los recuerdos del patio de juegos donde disfrutaron de una vida amable y feliz, con el presente de la novela que es oscuro y triste; pero aún así tuerce de nuevo  el nudo de la cuerda y descubre que el pasado tan feliz no existió del todo y que en la blancura siempre existirán motas de polvo negro y, más aun, después de aquello apenas quedan, o no las recuerdan, espacios para la vida que echar de menos con atracción y sin osadía. El pasado parece ser el eterno sitio donde se refugia de un presente opresivo, pero los recuerdos tienden a mitificarse, a convertirse en obscenos reflejos de algo que pudo haber sido o que lo fue como casi mentira o que, visto desde ahora, nunca tuvo que haber sido. Y en los que la mirada de cada uno de los tres personajes, parecen descubrirse que el amor de uno es el odio del otro o que las miradas ya no traspasan ningún cristal o que lo que ha sido nunca será. Como un caleidoscopio para seis ojos donde surgen ideas, pensamientos, sucesos, interpretaciones, silencios, tumbas ocultas, recuerdos inconexos, rabia, odio, desinterés, todos los “acasos” que pueden existir en una relación sujetada con imperdibles, todos los “nuncas” que no debieron decirse, todas las tonterías que se hicieron, todas las promesas rotas, todas las ideas tiradas por el vertedero, todas las mentiras que no se han dicho, todas las verdades que se dirán,, todas las cosas amadas y las personsa queridas...Porque todo eso parece tener cabida en la novela ocupando ese lugar donde nos vamos a encontrar, seguro, en un algún momento de nuestra vida.

Merino utiliza todos los cauces literarios para completar una novela que debería encontrarse entre las que apartes a un lado para volver a leerla cuando quieras leer algo bueno-y releerla-. Esos procedimientos llevarán a la novela a ir completándose a cada paso que recorre: un lugar, un acontecimiento, una palabra o un recuerdo, llevan a otro y el cuadro se va rellenado con trazos minuciosos y detallistas hasta que toda la escena, todo lo sucedido, parece -y sólo parece- haberse completado; toda lana tiene su rueca pero los hilos no parecen completarse de igual modo según quien la mueva. Por ello la novela utiliza el recurso por el que Julio Lesmes escribe una novela, de modo que parece ser ser testimonio del pasado que debe no olvidarse en contraposición del futuro que debe alcanzarse. Pero el mundo tiene muchas perspectivas, la realidad es una y diversa a la vez porque no puede nadie decir que él posee la verdad o que lo que busca lo va a encontrar. Nadie vuelve a ser lo mismo después de cumplir un año tras otro tras otro. Así que leedla en cuanto podáis puesto que las perspectivas son tantas, los análisis son tan variados, las miradas tan posiblemente opuestas, que cada lector tendrá su patio propio infantil, sus recuerdos que seguro son ciertos y sus amigos que nunca te van a olvidar... pero la novela te enseñará otros caminos, esos que sólo muestran las obras de arte como es el sonido lejano de las teclas de aquella máquina de escribir o del piano



wineruda

miércoles, marzo 02, 2016

HISTORIAS FALSAS de GONÇALO M. TAVARES



















HISTORIAS FALSAS de GONÇALO M. TAVARES
histórias falsas 2005
Ed. Xordica 59 Pág
Trd. Ana M. García Iglesias

Hace ya bastante tiempo que, no sé por qué camino, llegó este autor a mis listas de búsquedas, probablemente, no recuerdo, algún buen consejo de las páginas que visito. Aceptado, autor y libros, me propuse comparar con otras opiniones y conocer más de ellos. La mayoría de las opiniones eran de hace más de 6 años y hablaban de que este escritor estaba de moda, no sé si utilizaban el raído cliché de “rabiosa actualidad” ,-creo que no, que es más un recuerdo falsificado mio-. Tiempo después, cuando tuve la oportunidad de comprarlo, lo volví a buscar para refrescar ideas pero los enlaces parecían los mismos, y no había casi nuevas entradas, al menos en castellano. No entiendo la razón por la que existen modas en la literatura: un autor-una obra- es bueno ahora, dentro de un mes, y lo será dentro de 30 años: ¿Por qué ese estrangulamiento temporal?¿ Por qué ese impulso momentáneo que parece hundirse poco tiempo después? Sí, se podrá decir que, acaso, no volvió a publicar nada bueno, pero conozco muchos, demasiados, autores que contradicen esa proposición, ya que sus obras mejores son las más lejanas al auge literario -al boom de su agencia de marketing- que pareció ser abandonado a su suerte preso de olas, snobismos, franjas de periódicos, o recomendaciones de presidentes del gobierno asociados al cambio. Un recuerdo cercano, que viene al caso, es el aturullamiento literario que me provocó el leer “El diario de Hamlet García” de P. Masip, y me gustó tanto que recomendé a quien se me acercara la obra-y aún lo hago-; por algún camino llegó esta recomendación a alguien relacionado con la Cultura -con mayúsculas- y el comentario fue un apenas:”¡ah bueno! Lo leí cuando estuvo de moda en Madrid... por los 90”. Como si la obra tuviera sólo el espacio y el tiempo necesario para haber sido descubierta, usada y enterrada por una generación -y sólo una- de personas pasmosamente cultas. Me recordó esa frase a las usadas por los vendedores de ropa que miran mal cuando entras en una tienda de lujo con tus valientes pantalones vaqueros pasados de moda hace 5 años. ¿Masip, Alfau, Tavares... y tantos otros que conocieron su auge, caerán en la decadencia estúpida del desconocimiento? ¿Ese desconocimiento nacido de la búsqueda de lo más nuevo, de los más IN, de lo más COOL, de lo más originalmente decrépito?.


Y Tavares no merece eso...Su libro corto, muy corto, de cuentos sobre filósofos y filosofía, es un recorrido por una esquina de la literatura, como una barca sin remos pero con rumbo que se introduce en el océano, donde la ficción y la realidad, la literatura y la historia de la filosofía, parecen encontrar su sitio entre lo diferente. Desde situaciones, momentos, frases, encuentros -a veces leyendas tan probables como improbables puedan ser- que aparecen en los manuales e historias de la filosofía, surgirán los cuentos en los cuales se irá tejiendo  una reflexión sobra la vida, el carácter, los hombres, el poder, lo necesario, lo desconocido, el saber... En ellos, descubriras a filósofos como Platón buscando el modo de preservar el conocimiento y la belleza del mundo; o  Anaxagoras buscando el fin último de sus creencias; o Marco Aurelio y el orgullo, el deber y la venganza;  Heráclito y el fuego; Zenón y la conservación de su creencia ante todo;  Tales de Mileto encontrando el límite entre el saber y el amor; Diógenes enseñando el camino al prepotente ... Aunque cite a los filósofos como personajes de los cuentos no lo son tanto como protagonistas principales, que en algunos casos también, sino como agentes de la acción o del pensamiento que sustenta cada cuento, hasta completar unas historias donde lo supuestamente real, o lo histórico, o lo legendario, va derramándose por la historia hasta mezclarse en el suelo con la tierra poseída de historias falsas,  inventadas, y que se mezclan para conformar una especie de barro con los que el autor crea figuras de esas que solo les falta el soplo de algún dios clásico o bárbaro para ser reales -o al menos parecerlo-. Cada historia parece reunir en pequeños terrones todo el interés que pueda tener alguien que rastrea un libro que te hace reflexionar, disipar, rememorar, reconocer y respetar las ideas de un mundo cultural tan lejano en el tiempo y en el espacio como cercano en su necesidad y en su influencia.



Esa pequeña nigromancia que parece producirse cuando se combina un libro corto, muy corto, con un texto de interés, se ha manifestado en este libro. Esa sensación de leerlo tan rápido que debes frenar para reconocer y interpretar lo que te cuenta, esa necesidad de reflexión sobre lo dicho y lo no dicho, brota del libro al cerrarse. Y así que en algún rincón de ese sitio donde parecen esconderse los autores que no deben olvidarse se habrá encendido una luz, y si alguien lee este texto espero que mantenga la luz y no sople la vela, para que lo que no debe perderse no se pierda, y busque -y encuentre- algún camino -o atajo-.



wineruda






sábado, febrero 27, 2016

Y OTROS LIBROS, LOS HAY, QUE NO ME GUSTAN NADA












Y OTROS LIBROS, LOS HAY, QUE  NO ME GUSTAN NADA





La verdad es que no sé para qué escribo este texto, quizá por pasar el tiempo o, a lo peor, por excusarme con una amiga que me ha preguntado la razón por la que no escribo críticas de libros que no me han gustado. Lo cierto es que he puesto en el título del blog la cita de W.H.Auden : "Reseñar libros malos no es sólo una pérdida de tiempo, sino también un peligro para el carácter" ...en parte como protección , en parte como pretexto... Pero, es verdad, que con el tiempo me han dejado de importar los libros que no me han gustado, no he querido imponer -reseñar- una visión negativa -cosa que antes si hacía- de ellos puesto que es sólo una impresión mía, en la que ha podido influir tantos factores que no merece la pena que escriba esa opinión adversa: puede haber sido un mal día, una mala semana, un mal mes...tantas cosas... Se deja y se pasa a otra cosa... Sí me parece que se deben citar los libros que especialmente me han gustado, porque deben conocerse y deben ser mencionados al menos, para que le sirva de provecho aunque fuera solo a una persona -como creo que así sucede jajaja-
Sin embargo para que conste y para que, al menos, refleje ese espíritu vengativo que no sé de quién he heredado. Citaré algunas obras que me han decepcionado. Y lo han hecho porque esperaba mucho de ellas...Me explico: Con el tiempo para que un libro entre en mi lista de “buscados” pasa un análisis tras otro, un minucioso examen para , en lo que se pueda, intentar encontrar los libros mejores y no perder el tiempo en malas lecturas -hay muchos libros y el tiempo es finito-. Así que descubro libros en blogs, webs, revistas literarias, personas de gustos afines... -tan dispares y numerosos como para tener mas de 300 enlaces de confianza y una lista de 12 folios de libros que debo encontrar- Los libros que aquí citaré son libros, que pasados esos mil y dos estudios, supusieron un pequeño drama para mí. Aunque puede que tuviera ese mal día, semana, mes... nunca se sabe...No me hagáis mucho caso...

Empezaré con uno al que no es que no pudiera tragar, es que no lo pude masticar : “ Berlin Alexanderplatz “ de Alfred Doblin , no pude encontrar ni el ritmo ni el camino para descubrir el placer que toda lectura debe suponer. Con este libro y otros como “Winesburg, Ohio” de . Sherwood Anderson o “El buen soldado” de Ford Madox Ford, incluso “Ulises” de Joyce, me supusieron una basura en el ánimo: los clásicos de primeros del XX no estaban hechos para mí, no encajaban en mi tipo de lectura, ni en la temática, ni en la estructura, ni en los caminos elegidos: Sí, eran obras maestras, pero de las de pizarra, tiza y cartabón.
Y no me gustó nada el libro de I. Witkiewicz titulado “Insaciabilidad” por motivos parecidos a los anteriores, no encontré el modo por el cual encajara en mi formula lectora. Como pasó con “Santuario” de Faulkner no hay nada en ese libro que sea atractivo para mí, - me dejó la impresión, supongo que errónea, de ser un libro para ser luego guion de cine- y , por ello, queda muy lejos de “el ruido y la furia” que es uno de mis libros favoritos. O, en la misma parte de la literatura norteamericana que llaman literatura sureña, tampoco me gustaron “Sangre sabia” de Flannery O'connor, que me pareció, en el lado opuesto de sus cuentos, un paseo por la nada, ni “El cinéfilo” de W. Percy un discurrir por ningún sitio, tenía todo el edificio hecho, pero no le puso ni paredes ni techo.
Un caso aparte es Saul Bellow, empecé “El legado de humboldt” y le di otra oportunidad en “Herzog” y los dos empezaron muy bien, todo bien escrito, bien contado... pero...todo languideció, ambos por igual, no fueron a ninguna parte: lugares comunes y olores comunes y suelos comunes...todo común... y debo confesar -avergonzado-que un día cerré los libros y ni se me ocurrió -ni apeteció- volver a abrirlos...
Hay otros libros que tenía en mis listas, y disfruté el día que llegaron a mi casa, y disfruté cuando les tocó su turno, y cuando los abrí, incluso con las 20 primeras páginas, pero por diversas razones -probablemente, sí, todas capciosas- no pasaron de allí: “El país del agua” de Graham Swift o por “Un puñado de polvo” de Evelyn Waugh estaban tan lejos de mí como las islas británicas...

No pude con "Las memorias de Adriano" de M. Yourcenar, eso que lo lei despues de leer-le di otra oportunidad por ser , en teoría,  de similar tema y trato del lneguaje- de la magnífica novela titulada "La muerte de Virgilio"  de Broch , o no pude  por eso...

Habrá lectores que quieran decapitarme por ello pero no pude ni con “Dune” de Frank Herbert , quizá porque me gusta la ciencia ficción más parecida a Stanislaw Lem o Kurt Vonnegut que a esa,- . Tampoco me gustó “La trilogia de Gormenghast” de Mervyn Peake, probablemente porque no me encaja esa mezcla del genero fantástico con la novela gótica. En el genero fantástico me quedé en Tolkien- lo sé no espabilo- pero es que no ocurría nada... Con la literatura fantástica también tengo un problema con John Crowley, que escribe muy bien, se lee de maravilla, pero no parece ocurrir nunca nada, acabas el libro y te quedas sorprendido de hasta donde has llegado... me pasó con “Aegypto” y con “Grande, pequeño”..será que no sé leer fantasía, no me lo tengáis en cuenta.

"Vita" de Melania G. Mazzucco, todo iba bien hasta que en las caracererísticas de la protagonista entró, no ya un elefante, sino un mamut en una cacharrería y tuve que arrojar el libro a la última esquina de mi habitación.
"Saliendo de la estación de Atocha" de Ben Lerner, con este  libro, sin que sirva de ejemplo, voy a hacer un ejercicio de autocensura...

"EL cuaderno rojo" de P. Auster me pareció un libro para recaudar...

"El secuestro" de G. Perec, no es culpa de Perec, no es  malo el libro, pero un libro en el que en francés desaparece la "E" no se puede traducir al español, nunca.

“Variaciones sobre las tinieblas” de Gustaw Herling-Grudzinski, me defraudó totalmente , para leer a Stendhal leo el original... O “Vox” de Nicholson Baker, una novela bastante...insulsa. O “La plaza de Dante” de Dragan Velikic..un viaje a ninguna parte...

En fin, estas son las novelas que de tan esperadas me dejaron más helado al leerlas, pero por mi opinión no debéis dejar de leerlas, es una cosa que ocurrió en un instante, en cierto momento...nada más. Pero aquí las dejo como testigo de que también leo novelas que no me gustan, no vayan a creer que...


wineruda

miércoles, febrero 24, 2016

MI VIDA EN LA MALEZA DE LOS FANTASMAS de AMOS TUTUOLA





















MI VIDA EN LA MALEZA DE LOS FANTASMAS de AMOS TUTUOLA
My life in the Bush of Ghosts. 1954
Ed. Siruela 151 Pág.
Tradc. Maribel de Juan












De la importancia de contar cosas, de la necesidad de hacerlo, de transcribir los murmullos de la gente que te rodea, de narrar los cuentos que siempre te contaron, de reproducir las leyendas que vivieron contigo desde la cuna, acompañando tus sueños y tus pensamientos; de eso trata este libro. Y puede que te sobresalten, la traductora al español y el editor inicial de la novela, al contarte que no es un texto que destaque expresamente por sus formas para la lectura como texto escrito, y puede que hayan tenido que corregir errores y adecuar palabras y texto. Puede que, aun así, sea un texto a veces atropellado, casi sin pausa, parece por poco ahogado por la necesidad de que no se le olviden cosas y textos y por ello las páginas se llenen de palabras que parecen avasallarte con imágenes, ideas, colores, olores, sensaciones, oscuridad, terror, luz y lunas. Pero esto es un libro sobre historias contadas boca a boca durante siglos, esas leyendas -que antes situaba en la cuna-, traspasadas de abuelo, a madre, a hijo...durante generaciones y que aquí Tutuola las traspasa al papel. Sería ridículo acusar de falta de calidad a un texto que premia lo que cuenta a cómo lo cuenta. A fin de cuentas es volver al principio, de lo oral nació lo escrito. Para el purista de la palabra escrita la solución es fácil: que alguien le lea el libro desde lejos... lo disfrutará... Porque al disfrute de una maravillosa frase extraordinariamente construida sólo puede contraponerse el disfrute de una historia bella repleta de imágenes deslumbrantes...No hay más...






Un pequeño niño huye de la guerra y tiene que separarse de su hermano. El miedo le hace internarse en la selva... Allá, entre la maleza, se encontrará con los fantasmas que viven en diferentes pueblos según sean sus características físicas, morales o de comportamiento. Será secuestrado por uno de ellos  y allí comenzará una vida en las que pasará por momentos de terror, hambre, horror y desgracia, pero será también adorado como un dios, se casará, cazará, disfrutará, sera trasformado en vaca, en agua, en ídolo...Su vida será un constante búsqueda del camino a casa y de huida de los dispares pueblos en los que moran cada clase de fantasmas. El Horror y la mortificación, la tortura y la locura serán parte de su vida, pero sobrevivirá para encontrarse con fantasmas buenos que harán su vida más fácil. Tutuola construye una historia en las que va encontrando explicación a los misterios de la jungla y de los aconteceres de la vida. Donde surge esa brecha misteriosa por la que parece escaparse lo racional, brecha que algunos explican con dioses y misterios, pero la tradición del pueblo de Tutuola la presenta donde el mundo es explicada por la magia que parece contener la selva y lo que contiene , las ánimas de todo lo que ha existido, existe y existirá; y por esos fantasmas que son como vivos de otra esfera y que parecen dirigir cada acontecimiento de la selva y de la vida, rodeados, también, de magos malévolos. Todo el bien y el mal, la belleza y el horror, lo malo y lo bueno, la vida y la muerte, todo parece tener una explicación que suspira como la tierra por la que pisas en la selva y parece vibrar y desplazarse como el agua de los ríos que , también, la cruzan.




Adentrarte en este libro, es incrustarte en la tradición, en los mitos, es inmiscuirte y espiar en las fabulaciones que se construyeron con el paso de los siglos, intentando dar explicación a todo lo malo -o diferente- que sucedía y que nadie explicaba, sino es por aquellos fantasmas malévolos, o malolientes, o llenos de moscas, o sin brazos, o guapos, u odiosos, o vengativos o tontos o ladrones de niños o ladrones de tumbas, o hambrientos o laboriosos, tramposos, alertas, listos, agradables, torturadores, cocineros, avispados... Que podamos ser testigos de aquellos acontecimientos lejanos y cercanos a la vez, aquellas soluciones e interpretaciones extrañas -vistas desde hoy-, ocultas, ingeniosas, o fascinantes es un lujo que no se debe dejar pasar.








“Mi vida en la maleza de los fantasmas” es un libro para ser leído en voz alta, y sentido por ese conducto del oído que sólo permite pasar a las palabras que suenan a antiguo, que retumban como un trueno lejano y que anuncian un espectáculo de relámpagos que van a estallar en el pararrayos de la iglesia vecina con un ruido de terremoto ancestral, o, en el mejor de los casos, penetrará por la ventana y reventará la televisión en tantos pedazos como mi fantasma de los rayos lo permita. Es un libro para leer como parte de una tradición a estrenar: la de leer libros buenos en días malos, esos que te revienta que no acaben, a no ser que tengas un buen libro entre manos, y un fantasma de los rayos útil y avispado...









sábado, febrero 20, 2016

HISTORIA UNIVERSAL DE PANICEIROS de XUAN BELLO






















HISTORIA UNIVERSAL DE PANICEIROS de XUAN BELLO
storia de paniceiros 2002
Debolsillo 184 Pág
Trdc. Xuan Bello





Estoy tomando una taza de té negro pero debería, por empatía y simpatía, tomar sidra o agua de cualquiera de los manantiales que bajan por las montañas que rodean Paniceiros. Estoy reviviendo el libro de Xuan Bello, pero me apetecería más visitar aquellas montañas y aquellos valles asturianos que prosperan entre las hojas del libro. Estoy sintiendo la misma nostalgia que brota entre cada una de las palabras del libro: esa pena inmensa por un tiempo y unas personas que no volverán, y por los momentos perdidos, y por las palabras que debieron decirse y por los fantasmas que debimos reconocer y por los paseos que tuvimos que hacer y por los tesoros que debimos encontrar de niños, y por las voces de nuestros mayores que debimos oír -apuntar-. Puesto que aunque los paisajes y las casas aún siguen allí no lo hacen las personas, y sin ellas no somos los mismos; a pesar de los fantasmas... El mundo se reduce a los pasos que has dado en la vida, a la medida de las zancadas de tus piernas y de la avidez de tu mirada; el mundo se reduce a tu magnitud, y sólo los sueños añaden otra extensión a tus vivencias, aquellas  que suman  los que te han contado sus viajes remotos y sus vidas mas o menos ávidas de aventuras. Las historias como los libros nacen en los cerebros y mueren en ellos, por ello viven si hay alguien que las piense, luego mueren. Los pueblos fueron en el pasado los que mantuvieron la memoria de tantos de sus habitantes que vivieron generación tras generación en el cerebro, en el habla, en el mito, en la leyenda que se trasmitía abuelo tras abuelo. Ahora eso se muere entre móviles, desmemoria y pueblos despoblados. Xuan Bello no sólo recoge e inventa historias pasadas y las recoge en su idioma original -el bable- para que el testimonio único, la simbología propia, el olor de las palabras, el sabor de los dichos, la acidez o dulzura de lo que se dice sea la real, la que contaron y cuentan esas personas esos seres tan de leyenda como los del Olimpo( He perdido, lo sé, al leer en castellano parte de lo que digo, pero creo que me llego una brisa con olor a selva, riachuelos, mar y aventuras)






Paniceiros es un pueblo pequeño -no llega a la veintena de casas- de la montaña asturiana. El libro cuenta en forma de pequeños relatos -la mayoría- o más largas historias los recuerdos familiares las leyendas del pueblo, los sucedidos, las aventuras, lo que oyó que decían, lo que decían que oyó, las impresiones en forma de poemas... de Xuan Bello cuando era niño, por que como él mismo dice, necesita que pasen los años para tener perspectiva de su casi autobiografía -que podría ser el libro- Sus temas varían desde la literatura y los literatos, hasta la vida en cualquier día en el pueblo, el pasado remoto y el mas cercano, la política, la caza, las aventuras infantiles, las añoranzas de los amigos que no están , la perdida de los seres queridos, la vida, los viajes, las palabras, el propio idioma bable...Pero son dos cosas las que predominan, las que se abaten sobre toda las imágenes y palabras del libro: por un lado los recuerdos, es un libro de recuerdos de las cosas, personas y momentos, que se fueron pero que se amaron como no se ama a nada, tan es así que perviven en cada una de las casas, esquinas, calles, cerebros, ojos, labios, cuerdas vocales, neuronas de los que las han querido y vivido; por otro lado es la historia de un paisaje rotundamente verde, sí, pero con el olor y el color que le da el mar y la nieve, las vacas y la niebla, las casas y los ríos, la sidra y el vino, los bares y las iglesias, sí, pero también el color y el sabor que le dan los mozos y las mozas, las abuelas y los abuelos, el cura y el medico, y el guardia civil que montaba motores y el medico que veía fantasmas y los propios fantasmas que veían médicos, y portugueses que curaba animales, y carpetovetónicos escritores carlistas, y sabios analfabetos, y tontos alfabetizados, y los borrachos y los enanos, y los niños y las niñas que huían de los lobos... Y también, sí, el color único que le dan a un paisaje nombres tan bellos como: Trevias, Brieves, Naraval, Leitariegos, Vigu de veiga, Lin de Lon, Pachu´l Ferreiru, Busturniegu, Mulleirosu... Paniceiros... Nombres de lugares y personas que dan carácter y propiedad a un libro, a un tiempo, a un paisaje...



Si lees el libro quedarán enganchados en tu mente toda esa gente que puebla el libro, y, también,  los sentimientos, lugares, paisajes, situaciones, fantasmas... Así perdurarán una generación más, serán parte de una vida más y espero que vivan para siempre allí porque ya serán parte de tu nostalgia...Porque el mundo, el universo, se reduce a Paniceiros, y a tu pueblo y al mio, y el de aquella...

La memoria de mi madre crece en la sombra como un árbol cargado de tiempo”... y nunca, digo yo, se debería perder.

jueves, febrero 18, 2016

PALOMAS EN LA HIERBA de WOLFGANG KOEPPEN






PALOMAS EN LA HIERBA de WOLFGANG KOEPPEN
tauben in gras 1951
Edtrl RBA 237 Pág
Tradc. Carlos Fortea




Hay palomas en el césped, aparentemente no hacen otra cosa más que picar semillas que parecen salir del suelo; están allí y son ellas como podrían ser otras y estar en cualquier otro sitio. Levantarán el vuelo en cualquier momento y desaparecerán hacia cualquier otro lado. Igual que ellas, nosotros, estamos andando por el mundo, hasta que levantemos el vuelo. Y estamos en esa especie de estado intermedio entre estar posados y volar y ello sólo porque el azar lo ha querido así, porque podríamos estar en cualquier otro sitio, en otro instante o simplemente no estar. En Alemania, recién acabada la Segunda Guerra Mundial, están los que quedaron vivos: los supervivientes y los vencedores. Pero sobre la hierba aun quedan rastros de la guerra; no sólo desechos, balas perdidas, hierros retorcidos o las esquirlas, sino que también queda la huella de la vida con los nazis y de los nazis. Como si en el tercer acto de “Las valquirias” de Wagner, empezara a sonar la cabalgata de las valquirias , con ese prepotente y épico sonido de una “blitzkrieg” de opereta, donde, pasado su época de esplendor, ya sólo es interpretada por una orquesta de timbales, cornetas y acordeón: los interpretes son de segunda fila pero tocan la misma música, con el mismo libreto y la misma podrida versión. Sin embargo también hay otras palomas en las ciudades alemanas que viven apenas por su sentido de la supervivencia, por la morosa necesidad de dejar pasar el tiempo o para buscar el camino, acaso esperan que el camino los encuentre a ellos: son viudas de guerra, niños, prostitutas por necesidad, mozos de transporte, soldados de frentes inimaginables, poetas. Y existe, también,  un mundo de conquistadores, vencedores de guerra-perdedores de entre la vida, o de curiosos que van a revisar la vida de otra gente, o revisores de vida que curiosean a la gente... Son también palomas en el césped, pero con anilla de propiedad de un lejano y palomar.



“ Palomas en la hierba” es el acontecer en un sólo día de una serie de personajes en una anónima ciudad alemana de principios de los años 50 del siglo pasado. Momento en el cual la guerra empezaba a estar un poco lejana y el futuro un poco más cercano. Son personajes distintos -desparejados- que van acercándose y separándose como lo hace el mar cuando sube la marea: a veces nos invade otras se aleja. Aparcen por ejemplo: una pareja en la que ella perdió todo en la guerra y él es un escritor que perdió su confianza con la guerra; niños que bostezan entre las ruinas; un ex-soldado que se libro de ir a la guerra por medio de las drogas que ahora le hacen dormirse todo el día, un actor que vivió su esplendor con los nazis y su mujer que nunca tuvo esplendor, un viuda de guerra que se prostituyó hasta conocer a un soldado americano de raza negra; un viejo que transporta la maleta de otro soldado de raza negra mientras visita la ciudad, un médico arruinado y corrompido; un maestras norteamericanas que visitan la ciudad; un poeta que parece ser el faro de la cultura de la ciudad... Todos estos personajes muestran historias separadas; son una especie de rompecabezas de fotos distintas en la que parece que nada las une. Pero surge de entre todas un mensaje parecido: Koeppen arrastra a los personajes por la ciudad hasta que se les pegue el polvo y el barro de los escombros de las calles. Barro con forma del racismo - heredado, profundo, sistemático (en Alemania y en EEUU)- polvo compuesto por todos los colores que forman el olvido, la desgracia, el encono, el desengaño, el pasado -el horrible y tenso pasado-. Todo se amalgama para pintar personajes que no parecen llegar a ningún sitio, ni siquiera parecen partir...



“Palomas en la hierba” es un relato en los que Koeppen utiliza las palabras como un muestrario de azulejos para crear un mosaico en los que combina, frases cortas y concisas, con prosa cercana a la poesía ; compagina el relato descriptivo con el monologo interior. Acepta, el libro , un despejado mundo alegórico basado en el homenaje a Joyce, creando una suerte de “Ulises” con cartas marcadas, puesto que utiliza los recursos estilísticos, la estructura temporal y hasta los nombres del libro del irlandés, pero lo hace utilizándolos de manera acorde al tiempo que vive, de forma astuta y adaptada. No quiero decir que Joyce no lo haga, pero como todo el mundo sabe éste es un maestro de las letras, y como cualquiera de nosotros ha aprendido, los maestros viven y enseñan para ser superados por sus alumnos. Ténicas, composición destreza se aprenden -se suman de aquí pero también de allá- y si se tiene habilidad natural o talento... Siempre he pensado que nadie tiene el monopolio del talento; el hecho de que haya sido anterior no presupone que es superior. Es la vida. La pizarra estaba ya llena de tiza pero se borró con el tiempo...Los nuevos alumnos la han escrito de nuevo.  Así Koeppen escribió un libro brilante y esclarecedor sobre una época,  a pesar de la oscuridad que parece salir de sus páginas. Oscuridad formada por ese intento de mostrar una exposición donde la visión total de todo lo expuesto es la que enseña la realidad.


wineruda

domingo, febrero 14, 2016

EL GALLO ROJO VUELA HACIA EL CIELO de MIODRAG BULATOVIC


 






















EL GALLO ROJO VUELA HACIA EL CIELO de MIODRAG BULATOVIC
crveni petao leti prema nebu 1959
Plaza y janes 270 Pág
Trad. Mario Verdaguer



Habrá en alguna estantería de una librería de viejo un libro manchado, quizá de humedad, sin tapas, de un color anaranjado con un sucinto y estilizado dibujo de un gallo en tinta negra y roja. Ya es viejo... la única edición española es de 1961. Tienen las hojas ese color amarillento que le impone la humedad y el paso del tiempo. Sí, es de esos libros por el que saltas la mirada cuando revisas esa alacena; a fin de cuentas han habido tantos libros y tantas novelas, que ese raído y desconocido libro no merece ni que revises el nombre de su autor en el lomo y, aunque lo hicieras, ¿quién es ese tipo de nombre serbio, o montenegrino o croata? ¿quién lo conoce?. Pero, hazme caso, si encuentras el librito, agárralo, ni lo mires -no se vaya a romper- págalo y llévatelo a casa. Como harías con una versión antigua, ya perdida, de un disco de los Beatles, o de Tonny Bennet, o el Requiém de Fauré interpretado por Victoria de los Ángeles. Pero, al contrario que estos, el libro de Bulatovic es un desconocido, pero, debéis de saber, es esencialmente portador de la misma belleza que tiene esa música. Supongo que, lógicamente, dudareis que un libro desconocido sea comparable a las piezas o artistas o momentos del arte ya establecidos y conocidos -y reconocidos- por suponer un ejercicio de talento y estar repletos de consideración. Es más, pensareis -yo lo hago- cuál es el rango con la que se mide la belleza. En este caso cuál es mi medida estética por la cual defino a esta novela como hermosa. Difícil tema...Existen muchos autores que defienden que hay un clasificación y calificación objetiva de lo que es bueno o malo, bello o feo, raro o perfecto. Supongo que existirá una explicación técnica- filosófica para ello. Yo no la tengo, sólo respondo al reconocimiento por afinidad. Es decir que si los libros que a mí me gustan y que he intentado reseñar -algunos, todos, la mayoría- son del agrado del que me lee...Tendrá muchas posibilidades de que le guste algo nuevo que propongo. No hay más, es simple y sencillo: yo no recomendaría a Coelho nunca, así que a los que les guste Coelho a rabiar, es posible que no les guste lo que yo leo- ¿o sí?.. a saber...tampoco tiene demasiada importancia...



Lo cierto es que leí el libro hace muchos años, y ahora, que he vuelto a leerlo, no ha perdido un ápice de la belleza que recordaba, de la fuerza de sus personajes – Mara “la loca", los vagabundos, el viejo, Muharen, los personajes de la boda...- Personalidades que van recorriendo la novela mostrando la necesidad del hombre de ser comprendido, perdonado y ayudado, pero que también muestran la capacidad para hacer el mal y poseer esa parte de la existencia que es indigna. Así parecen sobrevivir al eterno enfrentamiento entre la vida y la muerte, el disfrute y la tristeza, el ocaso y la mañana. De modo que la boda -unos de los centros de la novela- será el símbolo de energías nuevas y que bullen -para bien y para mal- y , por contra, aparecerá el cementerio con el que está lindando la celebración, imagen de las fuerzas invisibles e imbatibles con las que se encuentra y se encontrará el ser humano. Todo el libro apesta a hierba cortada y viento seco y batiente,  huele a sudor y calor. Todo ello contagia una visión del mundo opresiva y asfixiante: el odio, la tristeza, la crueldad, la impotencia, la indignidad, la violencia, el deseo -sucio y blanco-...Todo ello Bulatovic lo describe en pequeñas ventanas que va a abriendo y cerrando al áspero calor y a las miradas indiscretas del lector, y nos la presenta en pequeños sorbos, como queriendo apagar la sed del mundo -de ese mundo- en una fuente de la que beben figuras de un lugar y momento perdido mientras el gallo posee la certeza de ser quien pueda saciar los deseos del hombre, puesto que han nacido y van morir con él. Parece recorrer el libro ese linde del camino donde circulan las viejas leyendas sobre muertos y vivos, violencia y fuego: donde lo personajes parecen encerrar -y esconder- todos sus sentimientos; no se  muestran al amigo -ni al odiado- son parte de ese mundo oculto de las pequeñas poblaciones rurales del mundo -en este caso montenegrinas-, donde no parece ocurrir nada pero por ahi circula la vida entera -y el fin-.





Como en muchos otros libros que he leído me asombra, y me apabulla, la capacidad del escritor para mostrar de manera bella un motivo a veces rudo y sucio, a veces oscuro y grosero, en un ambiente tan lejano a lo atractivo...Así el empleo de la rememoracion, de las imágenes, de los verbos , de los adjetivos... en definitiva ese lugar de la literatura que llamamos poesía. Enfrentado dos mundos, lo hermoso y lo feo, es necesidad y objeto del escritor que predomine lo primero, y en este caso Bulatovic lo consigue de forma abrumadora.


wineruda

Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...